miércoles, 25 de julio de 2012

En otra vida



Un texto hilado al calor de una de las conversaciones más placenteras que he tenido...
Para usted, señorita Lupe Silla, porque juntas nos inventamos esta historia que a ninguna pertenece.


________________________________________
Ayer nos volvimos a ver.
Lo digo así: "Nos volvimos a ver" porque estoy segura de que tus ojos morenos estuvieron a diario en mi vida alguna vez. Los conozco tanto que sé exactamente el color claro del que se visten cuando saludan al sol de frente, y veo, sin verla, la oscuridad seductora con la que ordenan, suavemente, que me quite la ropa.
Mientras caminábamos y me contabas de lo que hiciste ayer, tomé tu mano con la misma naturalidad con la que bebo de un vaso. Y es que, ¿de qué otra forma podría yo tomar la mano que me invitó a bailar por primera vez? ¿de qué otra forma podría dejar que mis dedos cosechen el aroma de tu piel, cuando ya sé, sin haberte olido aún, que hueles a manzana y miel? 

No escuchaba tus palabras. ¿Para qué escucharlas? Conozco, sin que me los dijeras, los caminos por los que transitas, porque los caminé yo a tu lado; Sé perfectamente que amas desayunar mango sentado a la orilla de la cama, que nunca estuviste contento con la carrera que estudiaste, y que crees que nada hay más sagrado que tres dedos desabrochando una blusa de algodón.

Hasta hace unos minutos, éramos perfectos extraños, y ahora sé, porque lo siento, que nos conocimos antes, mucho tiempo antes...

(Alguna vez, quizá, yo fui tu Don y tú mi querida, y salías corriendo al jardín de flores cada que escuchabas los cascos de mi caballo. O tal vez, fuiste tú un estudiante de la India en tierras inglesas, y yo una muchachita que tomaba té justo afuera de tu escuela…)

...sé que nos conocimos, y que nos amamos hasta la locura, hasta la plenitud, y que después... después nacimos a esta vida, donde hoy, sin quererlo, nos volvimos a encontrar.

Y así, andando, llegamos a un cruce de caminos. Ambos sabíamos que era tiempo de decir adiós.
Me abracé a ti, susurré en tu oído el nombre por el que te llamé tantas veces, y me dispuse a seguir caminando, sin ti, sin tus ojos, sin tus manos, sin tu piel, pero sabiéndome ahora dueña de una vida completa junto a ti.

¡Padre augusto,
conozco el nombre del extranjero!
¡Su nombre es... Amor!"

De la ópera "Turandot" de Puccini

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En este caso creo que alimentas un romanticismo, ya que me parece que quieres demostrar que existe el amor a primera vista, cosa que es imposible. Esta bien uno tiende a confundir un impulso sexual con amor, pero eso no significa que de verdad lo sea. Las mujeres solemos pintarnos una idea de hombre perfecto, lo cual luego desaparece y se convierte en una gran decepción. (En algunos casos, que me perdonen aquellas que si han encontrado el suyo, pero admitanlo la mayoría se han decepcionado de varias cosas). Es esta reacción la que hace que nosotras suframos, si simplemente pudiéramos dejar de pintarnos retratos y vivir para ampliar nuestros horizontes, no ampliarlos y despues vivir, yo creo que habrian menos decepciones en este planeta.

Jo Pelerín dijo...

Concuerdo totalmente contigo :)
En realidad, yo tampoco creo en el amor a primera vista. Creo que es, justo como tú lo señalas, un impulso sexual, un súbito identificarse con otro, sin que éso sea verdaderamente amor.
La historia no trata precisamente de un amor a primera vista... En cierta forma, sería un poco más como un amor a segunda vista.
¿Te ha pasado alguna vez que cuando te encuentras con una persona a la que no conoces, te parece como si la conocieras ya de mucho, muchísimo tiempo atrás? Es algo así lo que describe este texto. El amor se vivió ya en otra vida.
Es también por eso que, al final de la historia, ambos se separan. El amor ya fue, ya se vivió hasta la plenitud, y no tiene sentido intentar continuarlo ahora.
Me ha dado muchísimo gusto encontrarme con tus comentarios en mi blog :) Bienvenida, y ojalá que pueda leerte más seguido por acá.

Anónimo dijo...

Me dio mucho gusto encontrar una forma de pensar tan liberadora como la tuya. Si me ha pasado, solo una vez eso de que te encuentras con alguien y de alguna forma hay tanta química que sientes que lo conoces de hace tiempo. Las conversaciones que pueden surgir son tan plenas que te encuentras, es como si hicieras click y no necesariamente te enamoras en ese momento, pero si congenias muy bien.
Gracias a ti por escribir tan bien.